Ante el Tenerife
ha concluido la temporada. Una nueva temporada en Segunda División. Y un nuevo
año tirado a la basura. Sin proyecto, con una plantilla mediocre y con
jugadores que están de paso en el conjunto aragonés, el Real Zaragoza deambula
por la categoría de plata alargando su agonía.
Ha sido la peor
temporada del Real Zaragoza en su historia reciente. Pero los jugadores no son
los únicos culpables de todo esto. Tanto el Director General (Luis Carlos Cuartero)
como el máximo responsable del área deportiva (Carlos Iribarren) deberían, como
mínimo, salir a dar la cara.
Mención aparte
merece la afición zaragocista. Fiel a su equipo, ha caído en un clima de conformismo
que no está haciendo bien al equipo. Un mínimo de exigencia a la plantilla no
vendría mal. Si no, acabará matándonos la indiferencia y la mediocridad.
Sólo nos queda
confiar en Lalo para que el periplo por los lodazales del fútbol español sea de
5, como mucho 6, años. Y agradecer a Cesar Láinez por aceptar uno de los retos
más complicados a los que se ha enfrentado en su vida zaragocista y por
permitir que el león siga con vida, como mínimo, un año más.
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