lunes, 22 de octubre de 2018

Jornada 10: Real Zaragoza 1 - 1 CD Tenerife

CUESTA ABAJO Y SIN FRENOS


Si algo se podía deducir de los últimos partidos disputados por el Real Zaragoza es que el equipo no levantaba cabeza. Bien fruto de la mala suerte, bien consecuencia del nivel mostrado por los blanquillos, el conjunto aragonés se encontraba ante el primer partido clave de la temporada. Si, en la jornada 10. Apenas habían pasado diez jornadas desde que el campeonato doméstico había echado a correr y el técnico zaragocista, Imanol Idiákez, ya se jugaba su primer match ball. Para salvarlo y seguir con vida como técnico blanquillo debía vencer, y convencer (sobretodo lo primero), al Tenerife. Ante el calor de La Romareda sólo se contemplaban los tres puntos, y para tratar de lograrlos el técnico blanquillo introdujo las siguientes novedades en su once inicial (4-4-2 variable al 4-3-3): Delmás sustituyó a Benito en el carril diestro y Alex Muñoz ocupo el eje de la zaga ante la baja por sanción de Grippo; en la medular, junto con los ya habituales James (por banda izquierda), Ros y Zapater, Aguirre se ubicó por banda izquierda; y arriba, como referencias ofensivas del equipo, los canteranos Pombo y Soro.
Pese a jugarse el cuello de su entrenador, los jugadores zaragocista no parecieron entererarse de que el partido había dado comienzo y tardaron demasiado tiempo en percatarse. En concreto tardaron 45 minutos. Durante estos minutos, el conjunto visitante barrió a su rival y sólo la mala puntería en los metros finales les impidió adelantarse en el marcador. Pasado el ecuador de la primera mitad, el corazón de los zaragocistas se detuvo por un instante. Suso ganó la espalda con demasiada facilidad a Verdasca y el balón supero a Cristian Álvarez. Pero cuando los visitantes ya estaban celebrando el tanto, Alex Muñoz remedió el error de su compañero de zaga sacando el balón sobre la misma línea de gol. Los corazones blanquiazules volvieron a latir. Tras renacer, los maños no supieron cambiar su juego y siguieron a expensas del rival. Pero el paso por la caseta supuso un soplo de aire fresco para los blanquillos. La imagen de estos mejoró (algo no muy difícil tras lo mostrado en la primera mitad). Pese a que el equipo ya no se veía tan superado por el rival, desde el banquillo tardaron demasiado en gastar los cambios que podían suponer un revulsivo y dar oxígeno al equipo. El primer cambio local se produjo en el minuto 77 de juego. Soro dejó su lugar en el césped a Medina. El delantero colombiano no demostró nada. Nada de nada. Sólo una acción dentro del área rival, en la que fue arrollado inexplicablemente por Dani Hernández, se puede destacar de su rendimiento. La pena máxima fue lanzada por Ros, quien adelantó a su equipo en el marcador.
Pero el fútbol, para desgracia de los zaragocistas, hizo justicia. Buff y Perone relevaron a Pombo y Aguirre, respectivamente. Ya en el último minuto del añadido, los locales cometieron una falta estúpida en el lateral del campo. Los visitantes se apresuraron a sacarla. Y los locales, como de costumbre, no supieron defender las jugadas a balón parado. Bryan Acosta cabeceó a placer el esférico tras recibir el pase de Milla.
Tablas finales. Preocupante imagen, una vez más, del equipo zaragocista. Idiakez ya es historia. En las próximas horas se conocerá su sustituto. Pero, ¿saben que es lo que más me preocupa? La absoluta apatía que muestra la afición zaragocista. No sirve de nada animar al equipo en los momentos más difíciles si no existe la autocrítica. Pitar no tiene porque ser malo. Puede hacer mejorar al equipo.
Pero mientras esto último no entre en la cabeza de cierto sector de la afición zaragocista que mira de mala manera a aquellos que exigen un mínimo a su equipo, nada cambiará. Mejor dicho, nada cambiará a mejor. Porque este club nunca parece tocar fondo.
Próxima jornada ante el Elche como visitantes.

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