domingo, 14 de octubre de 2018

Jornada 9: Numancia 1 - 0 Real Zaragoza

UN DÍA MÁS EN LA OFICINA


Corría el 8 de septiembre cuando el Real Zaragoza logró su última victoria. Además, lo hizo de forma contundente por cuatro goles de diferencia en feudo oviedista. Desde entonces, el equipo aragonés no ha dado ningún motivo para la esperanza. Y, lo más preocupante, el equipo sigue cometiendo los mismos errores que le condenan partido tras partido. Como locales, el Lugo asaltó La Romareda y Osasuna rascó un punto que podían haber sido tres. Lejos de Zaragoza, el Almería nos doblegó con un tanto al final del encuentro y en Albacete sacamos un punto tras regalar dos goles (y el partido) en la primera mitad. En todos estos partidos, el equipo aragonés no mereció la victoria.
Parecen motivos suficientes como para replantearse los esquemas del equipo. Está claro que la baja de jugadores titulares afecta negativamente a la manera de jugar del equipo, pero eso no debe servir de excusa.
Algunos jugadores titulares volvieron al césped y el equipo sigue igual de perdido. No solo sigue sin crear ocasiones de gol ni peligro, a esta terrible carencia se le suma que el rival, a poco que apriete a la defensa maña, se planta ante Cristian Álvarez con una facilidad pasmosa. Y no es sólo culpa de la defensa, ya que defiende todo el equipo.
Los últimos cinco partidos del Real Zaragoza se podrían resumir en: el conjunto aragonés apuesta por la posesión del balón. Pero esta posesión se debe a que los centrales se pasan el balón entre ellos y no logran conectar con los mediocentros para iniciar la jugada. ¿Qué ocurre entonces? Pues que el rival presiona en la salida de balón maña y, o bien logran que el equipo aragonés de un patadón en busca del milagro ofensivo y pierda el esférico, o recuperan la pelota en zona de peligro y avanzan hacia el área defendida por Cristian Álvarez.
Así es imposible que el conjunto maño aspire a algo (sea cual sea el objetivo). Esta situación, ahora preocupante pero que puede acabar siendo crítica, urge de una reacción desde el banquillo. El rival puede ser mejor que tú, pero lo que no se puede permitir es que encima le regales ocasiones de gol. Desde hace jornadas, el mediocampo zaragocista está desaparecido. Ni crea ni destruye.
El encargado de encontrar soluciones a esta situación es Idiákez. El técnico cuenta con otra oportunidad para corregir los errores el domingo ante el Tenerife en La Romareda. Si no quiere que la dirección deportiva del club se vea obligada a intervenir para revertir la situación, no le queda otra que dar con la tecla. Su suerte será la nuestra, la del Real Zaragoza.

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