OCTAVOS DE FINAL COPA DEL REY: SEVILLA-REAL ZARAGOZA (Partido de VUELTA, 23-01-2013)

OCTAVOS DE FINAL COPA DEL REY:

SEVILLA-REAL ZARAGOZA  (Partido de VUELTA, 23-01-2013)

CAIDA EN PICADO DEL SUEÑO COPERO

Triste crónica la que hoy merece este partido. Tan triste como abandonar el torneo que más satisfacciones ha dado al zaragocismo, acariciando ya las semifinales. Pero ya en la alineación quedó claro que el míster del equipo maño, que hace un par de meses se ilusionaba y nos ilusionaba con este torneo, no apostaba por la continuidad en esta competición. Y seguramente está en su derecho, tras el miedo que parece haberle sacudido tras las dos últimas derrotas ligeras y las lesiones que empiezan a manifestar la sobrecarga de partidos de los jugadores titulares en esta corta plantilla. Si esto sirve para conseguir no pasar apuros en liga, con un equipo en construcción, es posible que haya merecido la pena, pero eso no quita que haya sido una noche triste.

La decisión de abandono quedó clara de inicio, con una alineación en la que solamente había tres titulares. Una vez más se tuvo que recomponer una defensa que ofreció a la larga un penoso rendimiento. Aun así, los primero 20 minutos del partido fueron equilibrados, incluso con un Zaragoza que controlaba el partido, aunque cada ataque local ponía en evidencia la debilidad defensiva mañana. Siempre quedaba la ilusión de ver que alguno de los no titulares hiciera un buen partido. Pero en el minuto 25 se produjo la jugada que marco la resolución de la eliminatoria: una inocente entrada de Fernández con la pierna levantada pareció una agresión sobre Reyes, al que tiempo falto para aparentar haber sufrido un choque importante, y le supuso la tarjeta roja directa. El equipo intentó recomponerse asumiendo la función de lateral derecho el debutante Fran González. Cinco minutos después, se produjo la que parece grave lesión de Álamo, al fallarle la rodilla en un apoyo. Hoy jugaba de punta y se le había visto con ganas. Fue inmediatamente sustituido por Jorge Ortí (minuto 33). Y lo siguiente que sucedió fue el gol de Negredo para el Sevilla al rematar, como no, de cabeza un córner, en el que se vió caer al suelo a su marcador Sapunaru, jugada que protestó la zaga aragonesa. Y ya a punto de acabar el primer periodo (min. 45) en una jugada sumamente fácil por la banda izquierda del Sevilla, Rakitic deja atrás por piernas a Lanzaro y bate a Leo Franco en la salida desesperada de este. Antes del gol aun podíamos tener la esperanza de mantener el 1-0 hasta avanzada la segunda parte y recurriendo a alguno de los titulares, lograr entonces el 1-1 que nos hubiera dado la eliminatoria. Pero el 2º gol nos quitó toda mínima esperanza.

Y el 2º tiempo tuvo muy poca historia. Ya en el minuto 51, Jiménez dejó claro que tiraba la toalla, sustituyendo a Víctor Rodríguez que dio paso al canterano Héctor Hernández. Dio pena hoy ver a los debutantes, ya que parecía más una encerrona que una ocasión de demostrar sus cualidades. El partido transcurría plácido para el Sevilla que iba disfrutando de ocasiones mientras que el Zaragoza en inferioridad no tiró a puerta en ninguna ocasión. En el minuto 20 de la segunda parte el joven Juan Fernández hizo un claro penalti por el que vio la segunda tarjeta amarilla. El resultado de la jugada fue su expulsión y el tercer gol del Sevilla tras el disparo potente e imposible para Leo Franco de Negredo. Ya con nueve y para quitar algo de posesión al conjunto sevillista, Jiménez sustituyó a Zuculini por Movilla. Y deseando todos que el partido finalizase, se produjo la circunstancia que da idea de la absurda rigidez de algunos árbitros (malos árbitros). Ganando el equipo local por 3 a 0, contra 9 jugadores, da un ridículo tiempo de descuento de 2 minutos, periodo en el que el Sevilla marca su 4º gol (Del Moral) que termina de humillar a los visitantes.

Adiós a la edición de este año de la Copa del Rey, en la que nos habíamos vuelto a sentir importantes. El tiempo quitará o dará la razón al cuerpo técnico por su decisión de hoy. Volveremos a la realidad de la liga en la que hemos perdido fuelle, pero en la que nos jugamos realmente el futuro.